Por Mercedes Caro Nodarse
Omar González
Naranjo, recibió el premio de Cocinero Joven del Año, en la región central del
país y el tercer lugar en el encuentro nacional de la categoría
Antes de
cumplir 16 años Omar González Naranjo mostraba su interés por la cocina e hizo
lo que cualquier curioso haría: empezar a indagar. Tenía las referencias de su
abuelo, quien había trabajado como cocinero en el antiguo bar-cafetería El
Chispotazo, en el municipio de Aguada de Pasajeros, y hasta de otro familiar.
Fascinado por el mundo que se
desarrollaba tras aquellas puertas que se abrían y cerraban constantemente,
pidió un día a su tío Vicente Naranjo, cocinero del restaurante Plaza, le
enseñara a dar los primeros pasos en esos menesteres, y desde entonces “quedó
atrapado”, según sus propias palabras, en una aventura gastronómica que recién
comienza.
Entonces…
¿cómo llegas a la cocina?
“Al
concluir la secundaria básica me incliné por la carrera de Elaboración de
Alimentos, en el politécnico Julio Zenón Rodríguez. Mis abuelos fueron el
principal incentivo, el mayor apoyo, junto con mis padres. Al graduarme,
comienzo mis prácticas en varios sitios, pero lo más significativo fue cuando
llegué al ‘Plaza’, para hacer mi adiestramiento y donde aún me encuentro laborando”.
A
partir de ese momento, el joven de 20 años combina su rutina laboral con los
cursos en la Asociación Culinaria de Cienfuegos, bajo la atenta mirada de su
mentor, el chef Ángel Luis Curbelo Abreu, quien le ofreció una beca para
perfeccionarse en tales haberes. “Ya concluí el segundo nivel de Cocina, así
como el de Higiene de los alimentos, Lunch;
ahora curso el de Panadería-dulcería; no obstante, no cambio la cocina por nada
de este mundo”.
Recién
acabas de merecer un reconocimiento muy importante para todo aquel que se
inicia en el arte culinario: el de Cocinero Joven del Año. ¿Será este el primer
paso en una carrera de éxitos?
“Eso
espero. Siento mucha admiración por mi profesor, quien es un chef
internacional; esa es mi mayor aspiración, convertirme en un chef de prestigio
nacional e internacional, así como la de tener algún día mi propio restaurante.
Nadie sabe lo que se siente cuando algún cliente pregunta ‘¿quién fue el que
cocinó tal o más cual plato?’; y te llaman a su mesa y te felicitan. Uno se
acostumbra a verlo en las películas y no se imagina que nos ocurra realmente.
“Este
premio ha sido muy importante para mí, lo mejor que me ha pasado, y nos conmina
a ser más originales a la hora de presentar un plato; sin embargo, la
importancia mayor recae, a mi modo de ver, en el sabor, así como en la
composición equilibrada donde prime el color y la textura. En estos encuentros
estimulan las habilidades y la creatividad de los más noveles en el oficio de
cocinar, y por ende la garantía del futuro de la cocina cubana y de la
cienfueguera.
“Para
el certamen presenté seis platos, pues existían dos jurados: uno de degustación
y otro técnico. Había que hacerlos en una hora, y te daban los ingredientes.
Elaboré para el entrante un rollito de col relleno; como plato fuerte, un
bistec de pollo con jamón y queso; y de postre, un arroz con leche”.
¿Qué
opinas del estado actual de la gastronomía en la provincia?
“Hoy
se habla de la cocina estilizada, con menos azúcares, grasas, sales; una cocina
más saludable, donde prime la belleza en la presentación y un sabor inolvidable
para el cliente.
Lo que yo trato de hacer todos los días es no enfocarme en lo
que hacen otros colegas, sino en mejorar a cada momento lo que yo hago. Mi propósito
es agarrar consejos de todos e implementarlos con un estilo propio, que va
creándose con los años. Trato de perfeccionar mis platos de arroz, por ejemplo,
creo que es esencial empezar por ahí, y luego con los considerados fuertes, o
los entrantes, o los postres, pero el arroz, ¡ese tiene que ser cada vez mejor!
“Y
en la provincia las cosas no andan tan mal, fíjate que también alcanzamos el
tercer lugar en el evento de Chef federativo, realizado a la par del ‘Cocinero
Joven’, logrado por Jorge Maceira Díaz. Por ello recalco la importancia de
estos concursos, donde podemos medirnos con otros y compararnos”.
Los
fogones, las especias y el arte culinario están también en el ADN del joven
Omar Naranjo González, quien no concibe la vida sin la cocina y a la gastronomía
sin algún tipo de vida.
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