A cargo
del chef Sergio Eduardo Chinea Díaz, presidente de la Asociación Culinaria de Cienfuegos
Guarda
la grasa de asar el pollo. Sí, esa que se queda en la bandeja del horno salvo
que haya mucho pan en la mesa. Es perfecta para caramelizar cebollas, saltear
verduras o darle un toque jugoso a las pechugas. Lo mismo vale para la grasa
que suelta el bacon.
A veces
creemos que resulta imposible elaborar cualquier platillo porque nos falta uno
u otro producto. Les digo con plena certeza que no existen ingredientes
imprescindibles. Incluso, el famoso chef británico Jaime Oliver aconseja no
darse por vencido a la hora de preparar un determinado plato debido a que no se
consigue un ingrediente determinado. Si no se logra, pues intente sustituirlo
por otro. Si el resultado final es bueno, no importa que los componentes no
sean estrictamente los que lleva la receta.
Al
hacer caldos, haga un poco más, así podrá guardarlo para futuros usos o para
hacer ricos platos. Una buena manera de hacerlo es colocarlo en pequeñas
cubiteras en el refrigerador, pues esas pequeñas dosis son perfectas para darle
un golpe de sabor a todo tipo de salsas y cremas sin tener que preparar un
caldo ex profeso.
¿Cómo
pelar las cebollas sin lágrimas? El truco consiste en dejar las cebollas en la
nevera durante un par de horas antes de proceder a limpiarlas y cortarlas. De
esa forma no tendrás que soltar ni una sola lágrima cuando te enfrentes a esta
habitual labor culinaria. Otra interesante opción, consiste en sumergirla en
agua hirviendo, durante cuatro o cinco minutos, y pasarla a continuación por
agua fría. Ahora bien, si deseas obtener un sabor más suave de la cebolla antes
de utilizarla en cualquier preparación, te recomiendo cortarla en rodajas e
introducirla en agua durante unas dos horas aproximadamente. Si no dispones de
tanto tiempo, puedes sustituir esas dos horas de inmersión por un buen rociado
de zumo de limón (obtendrás el mismo efecto de suavidad). Si tus problemas con
la cebolla se deben al fuerte olor que desprende basta con que la cocines junto
a unas ramitas de perejil.
Si
quieres retirar la corteza de los cítricos con facilidad, coloca la fruta
(naranja, limón o mandarina) en el microondas por 20 segundos, después de eso
podrás realizar este proceso más rápido. También si lo que deseas es extraerle
más zumo, primero enfríalas y luego caliéntalas en el microondas por 15 o 20
segundos. Entonces exprímelas y notarás cómo sale todo su jugo.
Si
algún cocido, guiso o sopa ha quedado más salado de la cuenta, coloca una papa
cruda pelada dentro la preparación y déjala cocer durante unos diez minutos.
Transcurrido ese tiempo, retírala, porque la patata ya habrá absorbido todo el
exceso de sal. Y despreocúpate… tu comida quedará deliciosa.
El
tomate, originario de América, es uno de los alimentos o ingredientes más
populares debido a su versatilidad y su facilidad para combinarse bien con
queso, huevos, pescado, carne, hortalizas y una amplia variedad de hierbas
aromáticas. Resulta nutritivo y muy poco calórico. Contiene grandes cantidades
de vitamina C y ácido fólico. En algunas preparaciones se precisa retirar la piel
del tomate, en esencia dura y desagradable al masticar. Este procedimiento se
puede simplificar haciendo una incisión en forma de cruz en la parte redonda
del tomate y se sumerge dos o tres minutos en agua hirviendo. Al refrescarlo en
agua fría la piel se desprenderá con facilidad.
Si
quieres que las salsas de tomate resulten menos ácidas, lo único que debes
hacer antes de prepararlas es retirar las semillas con ayuda de una cuchara.
Si ya
estás preparando la salsa y se te olvidó retirarlas, puedes añadir una pizca de
azúcar, que también es de gran ayuda, para eliminar la acidez del tomate. ¡Ah!,
aliña tus ensaladas en orden. Primero la sal, luego el vinagre y finalmente el
aceite, pues si comenzamos por este último, se creará una película alrededor de
la lechuga e impedirá que la sal y el vinagre hagan bien su función.
Las
cáscaras de los cítricos no siempre tienen que acabar en la basura, éstas
poseen una buena cantidad de antioxidantes que ayudan en la prevención de
enfermedades como el cáncer. Además, utilizadas de manera apropiada, le otorgan
un toque de color y sabor un tanto exótico a nuestros platos. El procedimiento
es muy sencillo, sólo se requiere seleccionar limones, naranjas, mandarinas o
limas en perfecto estado y rallar la cáscara cuidadosamente para no llegar al
pellejo (parte blanca), pues este produce amargor.
La
podemos aplicar en infinidad de platos. Es delicioso utilizarlas en salsas para
carnes, condimentar pescados y mariscos y, en general, en preparaciones al
horno.
También
se puede emplear la cáscara de los cítricos para aromatizar los aceites que aprovecharemos
posteriormente en guisos o rehogados. En este caso, mezclamos la ralladura
preferida, o una combinación de ellas, en el aceite de nuestra predilección y
dejamos reposar durante varios días hasta obtener el aroma y sabor deseados.
Congela
el pan ya cortado en rebanadas. Y así podrás descongelar la cantidad justa que
quiera y directamente en la tostadora. No hay nada como una buena tostada de
pan por la mañana sin tener que bajar a comprar el pan o tener que descongelar
una barra entera.
Al
hacer pasta, espera a echar la sal hasta que el agua empiece a hervir. El agua
con sal tiene un mayor punto de ebullición y un mayor calor específico, por lo
que tardará más y gastará más energía para calentarla que si la añadimos cuando
rompa a hervir. Algo más. Para no tener
que esperar a que el agua en la cual se prepara la pasta empiece a hervir,
ponle una cuchara de madera encima de la olla. La madera no dejará que la
espuma que se levanta con la cocción se derrame.
Para
retirar las semillas de la calabaza y calabacitas con facilidad, utiliza una
cuchara especial para helados. Su borde afilado sacará rápido las semillas.
Además, con ayuda de este utensilio, puedes decorar ensaladas.
Si un
platillo terminado resultó tener demasiada grasa, con facilidad podrás eliminar
el exceso de aceite con un par de cubos de hielo y toallas de papel. Envuelve
los cubos de hielo en unas servilletas, y pásalos por la superficie del
platillo. El hielo atrae la grasa como un imán, y ésta se congelará en la
servilleta.
Al
rostizar el pollo entero (o cualquier otra ave), ponlo sobre la pechuga, ya que
esta parte del ave tiene la mayor cantidad de carne: cuanto más cerca esté a la
fuente del calor, más fácil y rápido se preparará.
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